5 lecciones de Lawrence de Arabia para luchar contra Estado Islámico

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(Fuente: Day Donaldson / Wikimedia).

Es habitual recurrir a los paralelismos históricos con lo que sucedía hace casi un siglo en Oriente Medio para explicar la conflictividad que está viviendo la región, y en especial desde la irrupción de Estado Islámico (Daesh). Se ha hablado mucho de si se está viviendo el final del acuerdo Sykes-Picot con la desintegración que puede vivir Siria. Pero recientemente he leído en Foreign Policy un artículo que establecía cinco lecciones de T.E. Lawrence (Lawrence de Arabia para los amigos):

Lawrence tras la batalla de Aqaba. (Fuente: Wikimedia).

1. Conocimiento de la zona y de las sociedades: antes de lanzarse a dirigir a los árabes en su rebelión contra los otomanos, Lawrence estuvo viajando y conociendo en profundidad Oriente Medio muchos años antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. En 1907 estuvo visitando los castillos cruzados en Siria para recabar datos que utilizaría en su tesis doctoral (sobre la influencia de los cruzados en la arquitectura militar europea). Tres años después viajó a Beirut y a Biblos donde empezó a aprender árabe. Luego estuvo en Mesopotamia donde conoció a la gran Gertrude Bell (recordarme que un día le dedique un post a esta gran mujer).

En enero de 1914 hizo una expedición al desierto del Néguev, en teoría era una prospección arqueológica, pero también había motivaciones militares: conocer las posibles rutas de invasión otomanas hacia Egipto. También visitó Aqaba y Petra, y conoció los sistemas de ferrocarriles otomanos de construcción alemana. Toda esta adquisición de este conocimiento profundo acabaría siendo fundamental para poder dirigir en condiciones la Revuelta Árabe.

Una de las críticas que más se han hecho a Estados Unidos desde 2003 han sido sus fallos de Inteligencia y de conocimiento profundo de la región para predecir lo que podía suceder. ¿Habrá un Lawrence de Arabia contemporáneo? Ojalá.

Tropas del Ejército Árabe. (Fuente: Wikimedia).

2. Aliarse con los actores locales: esto es mucho más fácil hacerlo que decirlo. Lawrence tuvo que trabajar duro para que los dos principales líderes árabes – Faisal y Abdulá– coordinaran sus acciones contra los turcos y en apoyo a los británicos (por cierto, de los dos dirigentes, el primero se mostró más cooperativo y recibió más armas).

En el escenario contra Daesh parece aún más complicado aunar los intereses de Arabia Saudí, Turquía, Irán, Qatar, el gobierno iraquí, el régimen de Assad, rebeldes del Ejército Libre de Siria… Entre ellos tienen una rivalidad aún más profunda que la que podían tener las tribus beduinas en 1916. Aunque algunos actores, como los kurdos, han mostrado que pueden ser combatientes muy capaces para detener a los yihadistas en lugares como Kobane o el norte de Irak.

Visto lo visto hasta ahora (octubre de 2015), el Imperio Británico lo tuvo más claro en Oriente Medio hace un siglo, mientras que Estados Unidos ha demostrado en Siria, donde su intento de entrenar a grupos rebeldes ha sido un fiasco. También es fundamental, que en la resolución final tengan peso los actores locales, y evitar que se cree una sensación de agravio como fue el acuerdo Sykes-Picot.

Aunque Washington ha tenido algunos aciertos, como el Anbar Awakening, una alianza en 2006 con las tribus suníes para expulsar a Al-Qaeda de sus feudos en Irak.

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SEALs durante un ejercicio en 2004. (Fuente: Wikimedia).

3. La importancia de las fuerzas irregulares (especiales): todos tenemos la escena del ataque al tren de la gran película Lawrence de Arabia. Él dirigió la guerra de guerrillas que los árabes lanzaron contra los otomanos y causó grandes problemas en sus líneas de transporte para hostigar a la guarnición de Medina. Mientras que las tropas regulares británicas de Allenby y el Ejército Árabe Regular llevaban a cabo una campaña más convencional.

Daesh no se comporta como un ejército convencional otomano. Asimismo el despliegue de una fuerza militar puramente regular contra ellos seguramente no baste (ya hemos visto los problemas que han causado las insurgencias en Irak y Afganistán a tropas occidentales bien entrenadas). Habrá que ver cómo funciona el cambio de estrategia que acaba de anunciar EEUU, y si habrá más acciones como la incursión que permitió salvar a 69 prisioneros en manos de Estado Islámico.

Pero las fuerzas especiales pueden ser una buena baza, en especial si se utilizan junto a combatientes que conocen bien el terreno. No me refiero solo a los SEALs o a los Delta Force, Turquía y otros países árabes tiene unidades de comandos muy bien entrenadas, como ya vimos con los soldados qataríes en Libia.

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Fotograma de la célebre escena del tren en Lawrence de Arabia. (Fuente: IMDB).

4. Volverse imprevisible, hacer lo inesperado: Lawrence decía: “el noventa por ciento de las tácticas son enseñables en las escuelas; pero el diez por cierto irracional es como un martín pescador que sobrevuela instantáneo una charca, y ahí radica la prueba de fuego de los generales”. La campaña de bombardeos de EEUU y el resto de aliados parece que ha sido un tanto previsible. La de Rusia está por ver qué acaba consiguiendo, aunque parece que tiene unos objetivos más definidos: apoyar a Assad contra los rebeldes, no solo Daesh.

En cualquier caso, haría falta aportar algo innovador. Ya os he dicho lo que en su momento supuso la alianza de EEUU con las tribus suníes de Irak. Lawrence atacaba allí donde el enemigo era más vulnerable, buscaba destruir sus suministros, y evitaba entrar en grandes batallas, contrariamente, a lo que ansiaban la mayoría de oficiales de la época.

El emir Faisal en la Conferencia de Paz de París de 1919, en la segunda fila, el segundo por la derecha es Lawrence. (Fuente: Wikimedia).

5. Asumir que la influencia occidental debe ser limitada: así lo creía Lawrence que vio en el acuerdo Sykes-Picot una traición a los árabes. El artículo de Foreign Policy plantea que Occidente debe reconocer que su capacidad para moldear la región es limitada. Estados Unidos y Europa deben ser claves en la lucha contra Daesh, pero en el resultado final tiene que tener muy claro que imponer su visión no llevará a nada bueno. Eso sí, pueden ser unos excelentes moderadores para lidiar entre las agendas de las potencias regionales.

Aquí entrará en juego la próxima Administración que haya en la Casa Blanca. Obama ha mantenido un perfil muy diferente a Bush en Oriente Medio, aunque finalmente haya tenido que intervenir para intentar contener a Daesh en Irak y Siria. En el momento de escribir esto, faltan pocos días para la cumbre en Viena, se ha invitado a Irán por iniciativa del Departamento de Estado, veremos en qué acaba y si abre un escenario interesante para luchar contra Estado Islámico.

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