Hacia una nueva Guerra Fría… recordando las anteriores

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Putin aterriza en un Su-27 en Grozni en 2000. (Fuente: Wikimedia). 

Dimitri Medvedev, primer ministro de Rusia, ha dicho este fin de semana que estamos ante una nueva Guerra Fría en la Conferencia de Seguridad de Múnich, celebrada este fin de semana. La verdad es que no es ninguna novedad, llevamos hablando de este retorno a la tensión internacional desde el estallido de la crisis en Ucrania, y aunque tuve mis dudas al principio, creo que hay que rendirse a la evidencia.

Todo el mundo tiene claro el referente de la Guerra Fría de la segunda mitad del siglo XX (1947-1991). Pero a lo largo de la Historia se han vivido momentos de enfrentamiento indirecto entre potencias o bloques. Normalmente, y como veréis, estos episodios acabaron en enfrentamiento directo, aunque el factor nuclear cambió este desenlace en la pugna entre Estados Unidos y la Unió Soviética. Esperemos que siga así.

En cualquier caso, más allá del caso URSS vs EEUU, aquí os dejo otros ejemplos de estas rivalidades indirectas:

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Batalla entre barcos españoles e ingleses en 1588. (Fuente: Wikimedia). 

Antes de la Invencible. La Monarquía Hispánica contra Inglaterra:

Lo dice Geoffrey Parker en su libro La Gran Armada para definir el período que hubo a principio de la década de los 80 del siglo XVI. La monarquía Tudor era demasiado pequeña para enfrentarse a pecho descubierto contra el Imperio español de Felipe II.

Aquí encontramos un modelo clásico de las guerras de religión europeas. Católicos contra protestantes. También se ve una máxima clásica en la política exterior británica, evitar que en Europa se consolide una gran potencia que pudiera ser una amenaza para las Islas Británicas. ´

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La reina Isabel I de Inglaterra. (Fuente: Wikimedia). 

Francia había quedado fuera de juego por sus disputas internas, y la Monarquía Hispánica preparando una contraofensiva contra los rebeldes protestantes en Flandes, Inglaterra temía que podía ser presa de las ambiciones de Felipe II, así que comenzó una campaña de ataques corsarios y de creciente apoyo a los holandeses (que culminaría con el Tratado de Nonsuch).

Por su parte, España no se quedó mirando como sus barcos eran víctimas de Drake, Hawkins y compañía. Tramó complots contra la reina Isabel, y dio apoyo a los rebeldes irlandeses. La tensión fue en aumento, hasta que se llegó al enfrentamiento directo con la intervención directa de tropas inglesas en los Países Bajos y las grandes incursiones de Drake en el Caribe y Galicia.

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El cardenal Richelieu durante el asedio de La Rochelle, cuadro de Henri-Paul Motte. (Fuente: Wikimedia).

El cardenal Richelieu forja una gran potencia. Francia contra la Monarquía Hispánica:

Más allá de ser el malvado de Los Tres Mosqueteros, el cardenal Richelieu fue una de las grandes figuras políticas de principios del siglo XVII en Europa. Como primer ministro de Francia, tenía un objetivo claro, erosionar el poder de los Habsburgo para que su país fuera un poder dominante en Europa.

Aquí se rompe el esquema de enfrentamiento religioso. Pese a que Francia era una potencia católica, Richelieu no duda en recurrir a las alianzas con países protestantes (como Suecia o algunos estados alemanes) para erosionar la hegemonía de los Habsburgos en Europa (ya fueran austríacos o españoles).

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El famoso cuadro de Velázquez del conde-duque de Olivares. (Fuente: Wikimedia). 

Con todo, se repite el esquema anterior, en un determinado momento, a comienzos del siglo XVII, Francia no podía desafiar abiertamente a los Habsburgo de los imperios español y austríaco. Así que Richelieu decidió erosionar los apoyos a Felipe IV en Italia para evitar que dispusiera de la ruta del Camino Español con el que reforzar Flandes y otros puntos de Europa, incluso pactó con Venecia y Saboya para expulsar a la Monarquía Hispánica de Italia. Se desencadenaron una serie de crisis en el estratégico valle de la Valtenina, en Génova y la fortaleza de Casale.

Richelieu tuvo que enfrentarse al conde-duque de Olivares, el valido de Felipe IV, una rivalidad política que decidió el destino de Europa a las puertas de la Guerra de los Treinta Años (recomendable el número de Desperta Ferro dedicado a esta rivalidad). Precisamente en el marco de este conflicto se produjo la victoria católica en Nördlingen en 1634, gracias a los tercios españoles, y que propició la intervención española.

 

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El emir afgano entre el oso ruso y el león británico. (Fuente: Wikimedia). 

Jugando al Gran Juego. El Imperio ruso contra el Imperio británico:

Saltamos al siglo XIX, al Gran Juego. Británicos y rusos se disputaban el dominio de Asia. Los primeros querían proteger a la joya de su imperio: la India. Temían que era el objetivo de las ambiciones de los zares, que avanzaban imparables en los janatos de Asia Central.

Como en toda Guerra Fría, hay un enfrentamiento ideológico. Los dos imperios representaban dos modelos antagónicos en casi todo. Políticamente, los británicos tenían un modelo liberal, y los rusos tenían una de las monarquías más absolutas que podían encontrarse en la Europa del siglo XIX. Económicamente, los británicos eran partidarios de la libertad comercial y los rusos eran proteccionistas. Los británicos tenían un modelo imperial basado en el dominio marítimo, y los rusos eran un ejemplo clásico de potencia continental.

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Los afganos emboscan a una columna de tropas indias y británicas durante la Primera Guerra Anglo-Afgana. (Fuente: Wikimedia). 

Como he dicho, la rivalidad se produjo en Asia. En escenarios como Afganistán, Persia, Tíbet o China. Curiosamente, el enfrentamiento directo se produjo en la guerra de Crimea (1854-1856), pero por causas ajenas a la pugna en aquel continente y con la intervención de otros actores como Francia y el Imperio Otomano.

Las guerras anglo-afganas fueron el intento por parte de Gran Bretaña para asegurarse un estado tapón que detuviera el posible expansionismo ruso. Los zares apoyaron estas revueltas armadas. También favorecieron los intentos persas de extender su influencia en Afganistán, y que provocaron una intervención armada por parte de Londres.

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Este semanario satírico muestra a los cincos países involucrados en la carrera naval: (Japón, Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña). Fuente: Wikimedia.

Un lugar bajo el sol. El Imperio alemán contra el Imperio británico:

Durante buena parte de la época moderna y los primeros años de la contemporánea (siglo XIX, por si hay algún despistado), Gran Bretaña y Prusia fueron normalmente aliadas, incluso las monarquías estaban fuertemente emparentadas.

Aunque con la formación de Alemania a partir de 1870 hubo voces que alertaron de la nueva potencia, en general se vio con buenos ojos desde Londres: podría ser un contrapeso a Francia y/o Rusia, y el bueno del canciller Bismarck no era muy favorable a desarrollar un imperio colonial, porque lo consideraba muy caro de mantener.

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El káiser Guillermo II (en primer plano) con sus generales. (Fuente: Wikimedia).

Pero Bismarck dejó el cargo en 1890, y el káiser Guillermo II quería que Alemania tuviera un imperio colonial equiparable al de otras potencias. A partir de aquí comenzaron los rifirrafes con Gran Bretaña. La exhibición de poderío naval británico ante una tímida insinuación alemana de intervención en la guerra de los bóers, fue uno de los factores que animaron a los alemanes a lanzarse a construir una poderosa flota que fue motivo de tensión en los años siguientes. Vamos, que esta Guerra Fría también tuvo una destacada carrera armamentística. Además hubo otros choques en crisis internacionales como la de Marruecos, y una peculiar entrevista del káiser en el Daily Telegraph.

Aquí el enfrentamiento directo vino en la Primera Guerra Mundial, cuando Alemania violó la neutralidad de Bélgica, y Gran Bretaña tuvo que hacer valer las garantías de defender su independencia que había dado a este país.

Hasta aquí mi repaso a estas otras Guerras Frías. Si créeis que otros conflictos merecerían entrar en esta clasificación, estaré encantado de escucharos.

3 comentarios en “Hacia una nueva Guerra Fría… recordando las anteriores

  1. Muy buen enfoque comparativo de las sucesivas «Guerras frías» a lo largo de la historia. Quizás los sucesos previos a la guerra de los Boers, con la tensión entre el Gobierno británico y los afrikaneers, no sé si seria un buen ejemplo de guerra fría.

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