Hace unos días estuve en Berlín, cualquiera que haya estado allí recuerda como la ciudad respira el recuerdo de la Guerra Fría. Mientras paseaba con mis compañeros de viaje vino a la conversación lo cerca que estuvo el mundo del desastre en aquellos años de enfrentamientos entre bloques. El ejemplo claro que todo el mundo recuerda es la Crisis de los Misiles en Cuba durante 1962.
Pero hoy os quiero hablar de uno de los últimos momentos de tensión que hubo. Fue en 1983 y se conoce como el incidente del Equinoccio de Otoño. Hacía un año, la Unión Soviética había estrenado un sistema de alerta por satélite para detectar el lanzamiento de misiles desde Estados Unidos y otros países de la OTAN. Ese día saltaron las alarmas en el búnker, Serpukhov-15, que controlaba aquel sistema de vigilancia.

Todo apuntaba que Estados Unidos había lanzado cinco misiles contra territorio soviético. En esa época los nervios entre los dos bloques estaban a flor de piel, hacía poco que se había producido el derribo del vuelo KAL 007 por parte de cazas de la URSS, y en Moscú había quien esperaba una represalia por aquello. El protocolo era claro, si se detectaba un lanzamiento había que responder disparando los propios misiles.
El hombre responsable en aquel momento de monitorizar el sistema de alerta soviético era Stanislav Petrov. En ese instante estaba a punto de convertirse en uno de los mayores héroes anónimos de la Historia. Él tenía la teórica responsabilidad de informar al Alto Mando sobre que se había producido un lanzamiento, y ahí se hubiese producido el contraataque nuclear de la URSS.

Pero Petrov no cumplió las órdenes como un robot. Había algo raro como para precipitarse con una decisión con consecuencias tan brutales. Tenía que asegurarse. El sistema indicaba que los Estados Unidos habían lanzado solo cinco misiles. Decidió ignorar la alarma. Pero luego se produjo otra que indicaba que otros cuatro proyectiles intercontinentales se dirigían hacia territorio soviético.
Para Petrov aquello no tenía sentido. Si Estados Unidos iba a lanzar un ataque total, no tenía sentido hacerlo solo con nueve misiles. Tendría que haberse producido con cientos de armas nucleares para limitar al máximo la represalia soviética. El oficial espero la confirmación de los radares (si la amenaza hubiese sido real, la capacidad de respuesta de la URSS habría sido mínima con esta validación).
Evidentemente no se había producido ningún lanzamiento. El problema era un error de apreciación de los satélites soviéticos. Observaban el horizonte para detectar anomalías que indicasen un lanzamiento. Pero ese día una complicada alineación entre el Sol, la Tierra y la posición de los aparatos provocó unas señales que se interpretaron como misiles saliendo de sus silos.
Los mandos soviéticos reconocieron el mérito de Petrov, pero no tuvo una gran recompensa por haber salvado al mundo. Si hubiera dado la alarma con el grado de temor que había en el Kremlin, se habría ordenado un ataque. Una vez acabó la Guerra Fría, Naciones Unidas le rindió un homenaje en 2006. En 2014 se estrenó un documental que recordaba su figura: The Man Who Saved The World.
Si queréis conocer otros días cercanos al Juicio Final (me ha quedado muy Skynet), aquí os dejo una lista con otros incidentes que estuvieron a punto de causar una guerra nuclear entre soviéticos y estadounidenses.
Que toda la humanidad dependa de la sangre fría de un solo hombre…da que pensar.
Excelente post, como siempte-
¡Gracias!