Argonautas a la conquista de la Terra Incognita: cinco expediciones en la Antigüedad

Hoy toca rellenar los huecos blancos en los mapas. Pero no vamos a hacerlo en los momentos habituales. No vamos a ser portugueses circunnavegando África, ni nos pondremos al servicio de la Monarquía Hispánica para dar la vuelta al mundo, tampoco perseguiremos la gloria para Su Graciosa Majestad buscando las fuentes del Nilo. Vamos con los auténticos pioneros. Los exploradores de la Antigüedad que buscaban ampliar el mundo conocido. Ya sabéis que estas búsquedas geográfica me chiflan.

En ocasiones, nos fijamos demasiado en lo que sucedió en el terreno de la exploración desde el Renacimiento, y olvidamos que los pueblos de la Antigüedad buscaron también ampliar su conocimiento geográfico por diferentes motivos. El problema con esta época es que las fuentes para conocer estos viajes en la Antigüedad (o periplos, utilizando una palabra propia de esos tiempos) no acaban de ser del todo fiables y no se puede corroborar al cien por cien lo que explican.

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Mapa de Hecateo de Mileto (siglo V a.C). (Fuente: Wikimedia).

Las motivaciones para llevar a cabo estos descubrimientos no son muy diferentes a las que se verán en siglos posteriores. Por ejemplo, está la búsqueda de rutas comerciales en casos como las expediciones egipcias al País de Punt o los pioneros que abrieron la Ruta de la Seda. Luego tenemos las razones militares con el arquetípico caso de Alejandro Magno o el Nerón que quería buscar rutas para atacar Meroe.

En cualquier caso, a continuación os listo algunas exploraciones de la Antigüedad que más me han llamado la atención. Dejo de lado las más conocidas como Alejandro Magno y su marcha hasta la India o los viajes egipcios a Punt (de la que hablaremos en otra ocasión).

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Mapamundi del siglo XVII hecho a partir las ideas del geógrafo Posidonio. (Fuente: Wikimedia).

1. Eudoxo de Cícico, y la obsesión por circunavegar África: fue un explorador griego al servicio de la dinastía ptolemaica de Egipto en la segunda mitad del siglo II a.C. No tenemos un relato directo de sus hazañas; nos han llegado por Estrabón, quien a su vez, las recoge de Posidonio (cuyo texto hemos perdido) y mantiene cierta distancia, por lo que no falta quien duda de que lo que explique sea cierto. De todas formas, se le debe reconocer el mérito de ser el primer occidental en utilizar el sistema de los monzones para ir y volver de la India.

Como decía, Eudoxo recibió el encargo del rey Ptolomeo VIII de organizar un viaje a la India, según las informaciones que había dado un náufrago de aquellas tierras que había llegado a las costas de los dominios ptolemaicos. Hasta la fecha se desconocía el funcionamiento de los vientos monzónicos para ayudar en la navegación hasta la India, pero parece que esa sería la información que facilitó el desventurado viajero indio.

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Representación de un barco fenicio. (Fuente: Wikimedia)

Tampoco sabemos mucho del viaje, pero sí que fue un éxito. El griego llegó con valiosas mercancías, pero vio poco beneficio económico ya que el monarca se lo quedó todo.

Ptolomeo VIII murió al poco tiempo, y le sucedió su esposa, Cleopatra III (ojo que la famosa es la séptima), quien ordenó a Eudoxo que organizara un nuevo viaje a la India. En esta segunda vez, en el retorno tuvo que desviarse por el viento y acabó en algún un punto del Cuerno de África.

Allí entró en contacto con algunos pueblos etíopes y también econtró restos de un naufragio. En concreto, le llamó la atención un bauprés tallado con forma de caballo que y los nativos le dijeron que pertenecía a una embarcación de los fenicios de Gadir (Cádiz, por si hay algún despistado); o al menos es la versión que nos ha llegado.

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Expedición egipcia al País de Punt, en la zona del Cuerno de África. (Fuente: Wikimedia).

A partir de aquí Eudoxo se enmarcó en el proyecto de circunnavegar África. Organizó una expedición desde Gadir. Esperaba encontrar un régimen de vientos parecidos a los monzones (aunque aún nadie los llamaba así). Aunque no tenía una idea exacta de la inmensidad de África o del régimen de las corrientes y vientos atlánticos.

Eudoxo salió de Gadir y descendió hasta Camerún aprovechando la corriente del Golfo de Guinea. Pero se vio obligado a regresar por diversas dificultades con su nave. Con todo, en el viaje de vuelta encontró una isla inhabitada pero con abundante agua (seguramente alguna de las Canarias o de Cabo Verde). Fue a parar a Mauritania donde planeó una expedición al reino de Bogon, situado según algunos antiguos en el África subsahariana, pero es un territorio del que apenas existen referencias y se considera mítico. Intentó una segunda circunnavegación de África desde la Hispania romana. Aunque aquí se interrumpe el relato de Estrabón y no sabemos más.

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Estatua de Piteas en la bolsa de Marsella. (Fuenet: Wikimedia)

2. Piteas de Masilia: un explorador niego nacido en la segunda mitad del siglo IV a.C. Era una época donde las colonias griegas del Mediterráneo Occidental -como Masilia (Marsella) y las de Sicilia- pugnaban por el control de las rutas comerciales con Cartago. En esta pugna hay que situar la voluntad de exploración de Piteas quien se embarcó en la búsqueda de nuevas rutas comerciales hacia lugares que no controlasen los cartagineses.

Piteas dejó testimonio y referencias de detalladas en su obra Sobre el Océano. Su páginas se han perdido, pero a este griego se le considera uno de los principales navegantes científicos de la Antigüedad por los cálculos detallados que dejó, como la ubicación precisa del Polo Norte celeste. Lo que sabemos de él nos ha llegado por otros historiadores como Estrabón, Plinio el Viejo o Apolonio de Rodas.

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Mapa del mundo según Estrabón. (Fuente: Wikimedia)

El viaje de Piteas comenzó como una hazaña, ya que nada más partir hacia esos nuevos lugares, tuvo que superar el control cartaginés sobre el Estrecho de Gibraltar. No se sabe cómo lo hizo y las teorías son para todos los gustos: despiste púnico, «disfrazó» a su nave para que no pareciera tan griega, viaje por tierra hasta el Golfo de Vizcaya…

Sea como fuere, Piteas fue siguiendo la costa atlántica. Un objeto de la codicia de estos griegos, fue la búsqueda de estaño (uno de los productos que controlaban los cartagineses). En aquella época el mundo mediterráneo estaba lleno de historias que hablaban de islas en el Atlántico con abundantes metales. Tomando estos relatos como referencia, el explorador marsellés llegó a las Islas Británicas.

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Thule representada en la Carta Magna de Olaus Magnus. (Fuente: Wikimedia).

Uno de los aspectos del viaje de Piteas que ha provocado más debate es saber hasta dónde llegó. Sabemos que siguió navegando hacia el norte tras visitar las Islas Británicas y encontrar sus fuentes de estaño. Él se refiere a que llegó hasta Thule, tras navegar seis días. Muchos consideran que se refiere a Islandia. Aunque también se considera que pudieron ser las Islas Feroes o algún punto de Noruega.

Sabemos que pudo regresar a Masalia tras un año de viaje de más de 7.000 millas. Además de lo que os he explicado, Piteas también dejó cuenta de las auroras boreales y del famoso Sol de medianoche. Además, si hacemos caso a Plinio el Viejo, también narró el comercio de ambar en el Báltico (aunque se duda de que llegara hasta allí).

Las hazañas de Piteas fueron quedando poco a poco en el olvido. Además de perder su obra, muchos geógrafos posteriores desestimaron sus exploraciones porque no eran compatibles con su visión del mundo, y creyeron que eran relatos fantásticos. También se le reconoce el mérito de que recorriera esas distancias en un barco pensado para navegar por el Mediterráneo, pero no por el Atlántico, aunque es muy posible que recurriera a marineros y embarcaciones locales.

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Interpretación del viaje de Hannón, si hubiese llegado al monte Camerú. (Fuente: Wikimedia).

3. Hannón de Cartago: en algún momento del siglo VI a.C los cartagineses habrían explorado una parte de la costa atlántica de África, incluso hay quien interpreta que circunnavegaron el continente, como el caso de Plinio el Viejo que en su Historia Natural dice que Hannón África desde Cádiz hasta Arabia.1 La referencia que tenemos es la narración del Periplo, que es la traducción al griego de unas tablillas del templo Baal en la antigua Cartago, explicando este viaje. Aún y estos escritos, no se sabe ni la fecha exacta ni la auténtica identidad de Hannón.

Se sitúa entre el 650 y el 470 a.C, aunque la fecha más posible sería entre finales del siglo VI o principios del V, antes de nuestra era, cuando se desarrolló una tecnología naval que hizo plausible un viaje como el descrito en el Periplo. De la identidad de Hannón se ha dicho desde que era un príncipe escita, un rey o un sufete de Cartago.

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Cráter del monte Camerún

Según el Periplo, Hannón partió con sesenta naves, lo que da una muestra de la voluntad firme de colonizar y explorar territorios muy lejanos en la Antigüedad. El texto habla de unos 30.000 colonos que fundaron unas sietes ciudades, aunque Estrabón eleva el número de poblaciones hasta 300. En cualquier caso, las cifras son exageradas, la flota tendría que haber sido más grande para transportar esa cantidad de gente. Estrabón también dice que los asentamientos fueron destruidos por las tribus bantúes.

Las referencias geográficas que da el Periplo son motivo de discusión sobre su veracidad. Hay narraciones de lugares que coinciden con lo que se «descubrió» siglos después. Por ejemplo, habla de un gran volcán que sería el monte Camerún, aunque los más escépticos con este viaje, consideran que el texto no narra las suficientes jornadas como para llegar a ese punto de África.

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Lucha entre cartagineses y gorilas. (Fuente: Heritage History).

Otro de los aspectos destacados del texto es que habla de unos seres salvajes en una isla que denominaron gorilas, un término que en 1847 el naturalista Thomas Savage recuperaría para describir a una nueva especie de simio… Por la descripción que habla de seres peludos bien podría tratarse de estos animales. Aunque vuelve a haber un problema con su ubicación, ya que sería cerca del Golfo de Benín, y hoy en día en esa zona no hay gorilas.

Hoy en día, el consenso es que los cartagineses llegaron hasta Cabo Espartel, y fundarían sus colonias desde el Estrecho de Gibraltar hasta ese punto geográfico, aunque hay referencias geográficas de que tuvieron presencia comercial en puntos más al sur de la costa africana.

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Estatua del faraón Necao II en el Brookly Museum. (Fuente: Wikimedia).

4. A las órdenes del faraón, los fenicios circunnavegando África: se trata de una de las exploraciones que más se han puesto en duda. Nuevamente, a la mayoría de investigadores les cuesta creer que, por muy buenos navegantes que fueran, los fenicios conocieran las corrientes y vientos del Atlántico lo suficientemente bien para remontar el continente, en especial para ir más allá de cabo Bojador.

Conocemos esta expedición por el relato de Heródoto. Lo sitúa en el año 616 a.C cuando el faraón Necao II, uno de los impulsores de la armada egipcia, encargó a los marineros fenicios que buscaran un paso hacia Occidente desde el mar Rojo (había fracasado en la construcción de un canal). En esa época se creía que África (o Libia, tal y como denominaban las fuentes a todo el continente), era más pequeña, por lo que su circunavegación se vería más factible de lo que realmente es.

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El mundo según Heródoto. (Fuente: Wikimedia).

Curiosamente, el propio Heródoto pone en duda la veracidad de la expedición. Aunque el dato que él cita como falso, se ha certificado como cierto: «la posición del Sol a la derecha cuando este era contemplado desde el hemisferio austral». Es decir, lo verían al norte al mediodía, que es donde se ve al astro rey cuando se dobla el Cabo de Buena Esperanza, algo que los portugueses pudieron comprobar a partir del siglo XV.

En cualquier caso, Heródoto también dice que la expedición habría durado unos tres años. Los fenicios tuvieron que hacer dos largas paradas para poder conseguir provisiones y continuar con la expedición. Finalmente llegaron a la desembocadura del Nilo, y habrían dado a conocer que África se extendía más al sur de lo que se pensaba (en caso de que se acepte su periplo como cierto).

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El rey persa Jerjes I también habría intentado su proyecto de circunnavegar África

Con todo, en la propia Antigüedad otros eruditos también cuestionaron la veracidad del viaje de los fenicios. Por ejemplo, Ptolomeo consideraba que África no se podía circunnavegar ya que se unía a Asia, haciendo del Océnao Índico un mar cerrado.

Heródoto también nos habla de otro intento de circunnavegar África pero utilizando una ruta inversa a la de los fenicios. Fue el caso del persa Sataspes, sobrino del rey Jerjes I, quien tuvo que intentar el viaje para evitar ser empalado por violador. No pudo completar su periplo (probablemente se encontraría con la corriente de Benguela), pero describió que se había encontrado con una raza de hombre enanos vestidos con hojas de palmera, en lo que algunos creen que se refiere a los pigmeos. Por cierto, Jerjes se tomó muy mal su fracaso y a su regreso a Egipto decidió aplicar la condena que tenía pendiente…

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Una novela dedicada a la expedición de los pretorianos de Nerón.

5. Romanos en el corazón de las tinieblas: Roma consiguió su la máxima penetración de su dominio territorial en África en las fuentes del Nilo. Hacia el 29 a.C (justo después de haber conquistado Egipto) el limes se situaba en la Primera Catarata, pero aún avanzaría unos 80 kilómetros en la siguiente década y, para colmo, tuvo que hacer frente a las invasiones del reino de Meroe (en el actual Sudán).

Además, África tenía fama de ser un territorio rico y una importante fuente de riqueza comercial para los romanos cuyos productos también eran muy valorados por los jefes y reyezuelos locales. En el año 61 d.C, el emperador Nerón ordenó una expedición. Séneca dice que fue por interés científico para conocer mejor el curso del río Nilo y más territorios en África. Pero Plinio el Viejo nos dice que fue para conseguir información que le permitiera organizar una invasión de Meroe, o ampliar y conocer mejor las rutas comerciales hacia el corazón del continente.

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Mapa florentino realizado a partir de los conocimientos de Ptolomeo. (Fuente: Wikimedia).

En cualquier caso, Nerón confió la misión de remontar el Nilo a un cuerpo de su guardia pretoriana. Lo suficientemente grande para hacer frente a posibles ataques de bandido o tribus aguerridas, pero no tan numeroso para ser considerado como una fuerza invasora por Meroe y otros reinos de la zona. Aquí la mejor fuente para conocer esta expedición es Historia Natural de Plinio el Viejo.

En cualquier caso, estos pretorianos fueron siguiendo el curso del río Nilo. En un primer momento, tras superar la Segunda Catarata encontraron un terreno desértico y poco habitado. Pero a partir del quinto salto de agua, volvieron a encontrar terrenos fértiles.

Llegaron a la capital de Meroe (con el mismo nombre) donde se presentaron como una misión diplomática y fueron bien recibidos.

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Pirámides de Meroe. (Fuente: Wikimedia).

A partir de ahí, Plinio nos dice que siguieron su camino remontando el Nilo Blanco hasta que encontraron una región de grandes pantanos, seguramente lo que hoy conocemos como Sudd. Allí se detuvieron, tras adentrarse 1.500 millas en territorio africano desde sus dominios en Egipto. No habían encontrado las fuentes del Nilo, y decidieron volver ante las dificultades para seguir avanzando.

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Territorios romanos en el Magreb. (Fuente: Wikimedia).

A Nerón le dijeron que allí habían visto una gran cantidad de agua salir de dos rocas. Pero no se consideró que fuera el nacimiento sino algún afluente (así se manifestó el propio Séneca, por ejemplo), y hoy en día se cree que fue un salto de agua del lago Albert.

En cualquier caso, parece que Nerón continuó con sus planes de ataque a Meroe, ya que en los siguientes años envió importantes refuerzos militares a Egipto. Aunque la invasión no se llegara a materializar por el estallido de la rebelión de Judea en el 66 d.C.

Los romanos también realizaron expediciones en África Occidental, y, según la fuente que consultes, habrían llegado a lugares como el río Níger o el lago Chad. Aquí les movía un interés más comercial y aspiraban a encontrar nuevas rutas para conseguir oro de estos ricos territorios o lucharon contra tribus que hostigaban el limes.

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