Las claves geopolíticas de Egipto

Esta semana pasada y buena parte de la presente vamos a tener una buena ración de Egipto en los medios. No es para menos. Al fin y al cabo, el país celebra unos históricos comicios presidenciales. La clave es ¿Por qué importa tanto? Como bien dice el título de este blog voy a centrarme en la cuestión geopolítica, y los factores internos los voy a tocar de manera más secundaria.

Egipto ha sido considerado durante mucho tiempo como la gran potencia árabe. Su influencia cultural es enorme, es el país más poblado (83 millones, según el CIA World Factbook), cuenta con el ejército más poderoso entre sus vecinos -con la clara excepción de Israel- y ha querido ejercer un fuerte liderazgo e influencia en la Liga Árabe. Lo que allí sucede, tiene una trascendencia enorme en la zona.

En primer lugar, sólo hace falta echar un ojo al mapa. Egipto tiene una ubicación estratégica fundamental, está a caballo entre África y Asia (Oriente Medio), y controla el vital Canal de Suez. Es un estado clave para el Mediterráneo Oriental. Aunque como leía recientemente en Stratfor, ha tenido la debilidad histórica de no ser una potencia naval. Esto lo convierte en un objetivo vulnerable, ya que una potencia marítima sólo necesita controlar Alejandría para poner en jaque a todo el país.

Si me permitís extenderme en mi faceta de historiador, conviene resaltar como Egipto ha dependido en la historia contemporánea de estas potencias marítimas. En el siglo XIX, Gran Bretaña controló el país aprovechando su hegemonía indiscutible en los mares. Tras la Segunda Gurrra Mundial, Nasser se acercó a la Unión Soviética pensando que iba a ser la dominadora del Mediterráneo Oriental. Tras el desastre de la Guerra del Yom Kippur, el presidente Sadat se acercó a EEUU (que ya había dejado claro su dominio como potencia naval), y acabó firmando los acuerdos de Camp David con Israel.

En este sentido, hasta ahora Egipto ha dado estabilidad al flanco israelí en el Sinaí, ha mediado en las negociaciones entre Tel Aviv y la Autoridad Nacional Palestina y ha servido como factor de contención para Hamas (Mubarak no era muy amigo del grupo islamista). Ahora una victoria islamista podría afectar profundamente esta estabilidad.

Como he comentado al principio, Egipto tiene un gran peso en Oriente Medio, esto se ha traducido en un fuerte protagonismo en la Liga Árabe. Quedó patente en 1990 cuando consiguió que los estados árabes moderados apoyaran las sanciones contra Irak por la invasión de Kuwait.

De izquierda a derecha, Menachem Begin, Jimmy Carter y Anwar Al-Sadat en Camp David.

De igual manera, habrá que ver como el nuevo gobierno (en especial si ganan los Hermanos Musulmanes) lidia con las reclamaciones de sus vecinos africanos sobre el agua del Nilo. Un recurso fundamental para sus cultivos de algodón y cereales -principales sustentos egipcios-. Tradicionalmente ha tenido entendimiento en esta cuestión con Sudán, y según uno de los cables de Wikileaks, El Cairo temía que la creación de Sudan del Sur provocara dificultades en el reparto del agua. Con todo, la tensión por el preciado líquido la ha vivido especialmente con Etiopía y Tanzania. El amplio crecimiento de las poblaciones en estos países les obliga a un entendimiento sobre la manera de explotar los recursos hídricos de este mítico río.

Influencia entre los países árabes, posición geoestratégica clave, garante de la estabilidad con Israel… como veis lo que pueda suceder con el futuro de Egipto importa, y mucho en este nuestro convulso mundo. Para quien quiera entrar en mayor detalle recomiendo este texto del Real Instituto Elcano.

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