Hoy toca una de guerras olvidadas. En este caso Mali y la revuelta tuareg que se ha iniciado este mes de enero pasado. Como suele pasar, hay otros conflictos que venden más y es mejor hablar de ellos en nuestros medios, tampoco tienen vídeos virales que los pongan de moda, aunque sea de una manera incompleta y maniquea.
Los tuaregs son uno de los pueblos berbers que viven en el Sahel y el Norte de África. Nómadas que siempre han estado rodeados de cierto romanticismo que los ha presentado como un pueblo libre frente a las imposiciones de poderes coloniales o de gobiernos corruptos. Dejando de lado estas interpretaciones y centrándonos en los fríos números, los tuaregs englobarían entre 1 y 1,5 millón de hombres y mujeres. Habitan un área enorme de 2 millones de kilómetros cuadrados entre países como Burkina Faso, Mali, Níger, Argelia y Libia.
Los tuaregs se han caracterizado en el último siglo por protagonizar cinco rebeliones:
– 1916-1917: contra el poder colonial francés, tuvo su epicentro en Níger.
– 1964-1965: surgida en Mali y como consecuencia de los errores del proceso descolonizador.
– 1990-1995: en Níger y Malí, los grupos tuaregs querían mayor autonomía política para sus territorios.
– 2007-2009: el incumplimiento de los acuerdos de paz en el anterior conflicto propició esta reedición de las hostilidades.
– 2012: centrada en la región maliense de Azawad e incluye a otras etnias que no son estrictamente tuaregs.
Esta rebelión se ha articulado entorno al Movimiento Nacional de Liberación de Azawad, fundado en octubre de 2011. Es el heredero de una de las organizaciones que había protagonizado las anteriores rebeliones en los 90 y la década del 2000. Como viene siendo habitual, reclaman poner fin a la marginación de su región y que el gobierno reparta los beneficios de las explotaciones mineras.

El gobierno de Malí pronto ha apuntado a la mano de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y a leales a Gadafi al estar tras el estallido de violencia. La falta de informadores independendientes sobre el terreno hace muy difícil conocer lo que realmente está sucediendo sobre el terreno, pero hay algunas organizaciones humanitarias que sí que han podido dar algún dato.
Es cierto que AQMI está muy activa en la zona, sólo hace falta recordar los recientes secuestros de occidentales y los diversos atentados en el Sahel. Es posible que los terroristas hayan conseguido el apoyo de algunos grupos tuaregs descontentos con su situación. Pero es muy aventurado afirmar que los integristas tienen la responsabilidad exclusiva de la nueva rebelión, además los tuaregs mayoritariamente niegan los vínculos.
La presencia de ex combatientes gadafistas es otra cuestión. Muchos tuaregs sirvieron en las fuerzas armadas del coronel libio. Gadafi fue un actor clave para pacificar las anteriores revueltas y ofreció en el país un refugio seguro y trabajo para los berberes, lo que le propició una gran popularidad entre esta gente. Pero de igual manerta que en el caso anterior, no hay que generalizar tan alegremente; no todos fueron mercenarios; algunos grupos tuaregs apoyaron al Consejo Nacional de Transición.
En cualquier caso, estos combatientes tuaregs habrían llegado a Malí procedentes de Libia, y habría engordado las filas insurgentes. Además, en medio del caos de la rebelión contra Gadafi se habrían asaltado muchos arsenales por los tuaregs (y aparentemente por otros grupos armados como AQMI).
Como he dicho, es difícil saber lo que está sucediendo en el norte de Malí. Los rebeldes reclaman la ocupación de ciudades y la captura de arsenales militares. El gobierno habla de «retiradas tácticas», pero denuncia el uso de armamento pesado por los tuaregs -y agita el fantasma gadafista y Al Qaeda-.
Asimismo, están apareciendo denuncias de atrocidades por los dos bandos. Amnistía Internacional y Médicos Sin Fronteras han denunciado ataques aéreros indiscriminados del gobierno contra campamentos de refugiados. Aparentemente, emplean a mercenarios ucranianos que hacen un uso indiscriminado del armamento. Por su parte, las autoridades del país han acusado a los tuaregs de perpetrar ejecuciones sumarias de prisioneros. Asimismo, Cruz Roja Internacional habla de «grave situación humanitaria«
Mientras tanto parece que la Comunidad Internacional, parece mirar para otro lado. ACNUR ha advertido que ya hay más de 140.000 desplazados por el conflicto. De hecho hay cierto apoyo al gobierno de Mali por el miedo a Al Qaeda. Francia condenó las ejecuciones y apuntó la autoría islamista. Asimismo, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental.
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