#StopKony pros y contras de una campaña de video viral

Llevo dos días fascinado con la historia del video de Invisible Children, Kony 2012, que pide la detención de Josep Kony. Por si queda algún despistado, diré que es el líder del grupo guerrillero Lord Resistance Army, y encarna la peor cara de un señor de la guerra africano: muertes, uso de miles de niños soldados, violaciones… Todo un catálogo de crímenes contra la Humanidad.

El citado video narra todas estas barbaridades, y ha tenido una difusión increíble a través de los Social Media. Cuenta con más de 50 millones de visitas en Youtube y hashtags como #StopKony o #kony2012 son TT en Twitter. En mi vida había visto a tanta gente hablar de Uganda y del LRA. Pero eso sí, el vídeo es extremadamente simple en sus explicaciones sobre el conflicto en el país africano, lo que le ha comportado muchas críticas.

¿Es mala esta brevedad? La verdad que cuesta lanzar una opinión rápida. Confieso que mi primera impresión fue pensar que el video era simple y no ofrecía datos exactos: el norte de Uganda ya no es el escenario principal de la guerra, EEUU ha enviado tropas por más motivos que la acción de Invisible Children, la detención de Kony seguramente no pondría fin al conflicto, la ONU ha intentado capturarlo,… Las voces críticas no han faltado desde este artículo de Foreign Policy hasta este otro de El País.

Pero luego pienso, y si la clave del éxito del mensaje es su simplicidad? Quien quiera saber más tiene ahí una gran cantidad de material disponible. Yo que soy una persona interesada en la política internacional encontré abundante material en octubre para hacer este post. Como he dicho, lo que cuenta es que se ha sacado del olvido a este conflicto,… Evidentemente, la polémica está siendo utilizada por todas las voces críticas con los Social Media por la falta de rigor y consistencia en el contenido. Algo injusto si se tienen en cuenta otros ejemplos de movilizaciones a través de la Red como las que protagoniza Avaaz o Actuable.

El principal punto que más me chirría en esta historia es que Invisible Children se atribuye un protagonismo excesivo, y al final pide donaciones (un mínimo de 10 dólares), se obvian el trabajo de las ONGs que están sobre el terreno o de las que llevan mucho tiempo denunciando las barbaridades de Kony como Human Rights Watch. Aunque Luis Moreno Ocampo, fiscal de la Corte Penal Internacional, les apoya. En definitiva, qué importa más, ¿el alcance de un mensaje aunque se simplifique en exceso su contenido? ¿o debemos apostar por contenidos de cantidad? Hará falta ver cuanta gente recuerda esta campaña dentro de un mes, pero sin duda, y permite que defienda mi profesión, cuánto mejor es el contenido, más posibilidades hay de que perviva en el tiempo.

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