Eritrea, la dictadura olvidada de África

Esta semana continuaré hablando de África, mi pequeña contribución a sacar del olvido a este continente. El último número de la revista Foreign Policy hablan extensamente de los dictadores más malévolos del planeta y de los estados fallidos.

Algunos personajillos de esta lista son de sobras conocidos como Kim Jong Il, Robert Mugabe, o nuestro “invitado” de la semana pasada –Al Bashir-. Pero un país que me ha llamado la atención por su situación ha sido Eritrea.

Se trata de un estado joven que obtuvo su independencia en 1991, tras una guerra con Etiopia que duró 30 años. Los insurgentes eritreos pelearon contra una dictadura apoyada por la URSS para conseguir la libertad del país. Parecía el inicio de una historia con aires de romanticismo: los guerrilleros se hacían con el poder tras expulsar a los tiranos y ahora se abría una época de justicia.

Pero no fue así. Los eritreos saltaron del fuego para caer en las brasas. El líder de la revuelta, Isaias Afwerki, pasó de ser un dirigente carismático a un tirano delirante, lo que se ha conocido como un cocodrilo libertador.

La población sufre todo tipo de privaciones bajo el gobierno de Afwerki : escasez de alimentos y medicinas (tienen cartillas de racionamiento), falta de libertades políticas y sociales, y una corrupción rampante (Transparency International lo sitúa el 126 en su ranking de transparencia de un total de 180 estados). El gobierno niega la entrada de ayuda internacional, con lo que no hay manera de aliviar la situación de los civiles.

Además, el régimen tiene delirios de grandeza y se ha convertido en una verdadera amenaza para sus vecinos. Como consecuencia de un despótico sistema de servicio militar obligatorio, mantiene al ejército más grande del África subsahariana (y con una ratio per capita de militares sólo equiparable con Corea del Norte).

Todo esto le ha llevado a librar cuatro guerras con sus vecinos en los casi 20 años de independencia (recordemos que estamos hablando de uno de los países más pobres del planeta): Etiopía –con la que volvió a enfrentarse entre 1998 y 2000-, con Yemen, Djibouti, y ha apoyado a los islamistas en Somalia.

Con todo este perfil, no es de extrañar que se compare a Eritrea con Corea del Norte. Por si os habéis quedado con ganas de más os dejo el artículo de Foreign Policy. La semana que viene más.

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