Hacía un mes que quería escribir esto pero con los cambios laborales en mi vida se me ha hecho difícil alimentar a los dos blogs y como véis me he centrado en la serie sobre las franquicias de Al-Qaeda. Bien, quiero hablar de la serie que se anunció el pasado mes de enero, el nuevo proyecto conjunto de Spielberg y Tom Hanks sobre la Segunda Guerra Mundial: una serie basada en la 8ª Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Esta unidad fue la punta de lanza de la Fuerza Aérea estadounidense (en adelante la USAF) en los bombardeos estratégicos sobre Alemania, que fueron una pieza clave para doblegar el esfuerzo bélico del Tercer Reich. Se creó en 1944 con el nombre VIII Bomber Command; aunque se ha quedado el de 8ª Fuerza Aérea como el más popular, y aparentemente el que le gusta utilizar a sus veteranos.

Fueron de las primeras unidades estadounidenses en llegar a Gran Bretaña para preparar el ataque contra el Eje (Febrero 1942). Operaban los grandes bombarderos B-17 y B-24. Sus primeros objetivos fueron las bases de submarinos alemanes en la costa francesa ya que aún no contaban con infraestructura logística para golpear el corazón de Alemania. En general, en estos primeros compases de su intervención, los raids aéreos se realizaron sobre territorio galo.
En 1943 intensificaron su actividad con ataques nocturnos y operando contra objetivos en Holanda, Bélgica y la propia Alemania. También extendieron sus ataques a la capacidad nazi de producir cazas. Desde el verano de ese año, debutó otro modelo de bombardeo, el B-26, que demostró una gran efectividad en las operaciones a media altura.

Pese a que en un principio fueron muy cuestionados (algunas misiones a baja altura como un ataque en Ijmuden fue un verdadero desastre, sólo se salvó un aparato). Pero poco a poco la planificación ayudó a mejorar la eficacia de los B-26. Cuando volaban en formación, solían ser bastante eficaces defendiéndose de los cazas de la Luftwaffe, pero eran bastante vulnerables a los temidos antiaéreos de 88mm.
En febrero de 1944 y con la Invasión de Europa en su tramo final para el Desembarco de Normandía, la USAF reorganizó sus fuerzas y se formó la 8ª Fuerza Aérea. Entre el 20 y el 25 de febrero bombarderos británicos y estadounidenses lanzaron una serie de intensos ataques contra la infraestructura de la Luftwaffe para conseguir la superioridad aérea de cara al Día-D. Estas acciones se conocieron como la Big Week. En esta operación debuto el P-51, el Cadillac del cielo.
En marzo, la 8ª Fuerza Aérea lanzó una serie de ataques masivos sobre Berlín con 700-800 aparatos en algunos casos. Los británicos habían atacado la capital del Reich desde 1940, pero nunca con esa intensiad. En una semana, la USAF lanzó casi 5.000 toneladas de bombas sobre la ciudad.

A medida que se acercaba el Día-D, las operaciones se centraron en la zona del Canal, especialmente en el ataque a infraestructuras de transporte. En la jornada del desembarco, los aparatos de la 8ª Fuerza Aérea volaron 2.300 salidas para atacar las defensas de la costa y a las tropas alemanas. Con la invasión en marcha, los bombarderos estadounidenses se centraron en los ataques en Alemania, y en especial en eliminar la capacidad ofensiva de la aviación alemana.
En marzo de 1945, la 8ª Fuerza Aérea fue atacada por los primeros aviones a reacción, los célebres Me-262. Pese a su fama, los jets nazis no fueron decisivos, aparecieron demasiado tarde para tener algún peso en el conflicto. Otro desafío para los aviones estadounidenses fue el ataque del Sonderkommando Elbe, una unidad especial nazi que debía envestir a los bombarderos. Ya sé que suena a kamikazes, pero los pilotos alemanes se eyectaban antes del impacto. Pese a la espectacularidad de la medida, no sirvió para acabar con la abrumadora superioridad aérea aliada.
La última misión de la 8ª Fuerza Aérea fue a finales de abril de 1945 contra fábricas de armamento y contra uno de los refugios de Hitler en Berchtesgaden. Con la derrota del Reich se planeó su traslado al frente del Pacífico donde debía apoyar la invasión de Japón. Fue reequipaba con los superbombarderos B-29 (como los que lanzaron las bombas atómicas). Pero no llegaron a entrar en combate. Como ya sabemos todos, la guerra acabó con Hiroshima y Nagasaki y la rendición del Imperio del Sol Naciente.