Continuamos con el resto de franquicias de Al-Qaeda. Esta vez vamos a fijarnos en las que están actuando en Oriente Medio. Aunque ahora están más presentes en los medios los grupos que operan en África, estas otras cabezas de la hidra han tenido sus momentos de intensa actividad no hace tantos años como por ejemplo, las células que actúan en Iraq, o las que luchan en Yemen. También hay el grupo más incómodo, el que opera en Siria, y son el pilar en la lucha contra Al-Assad.
Al-Qaeda en Irak (o Estado Islámico de Irak): se consideró que quedó muy debilitada con el surge militar de Estados Unidos y “el despertar suní”: cuando los militares norteamericanos lograron aliarse con las milicias de la comunidad sunita para poner fin a algunos santuarios terroristas y acorralar a la organización. Pero ahora han revivido con algunas brutales cadenas de atentados en 2012 contra la comunidad chiíta.
Aún y así parece que quieren evitar el grado de salvajismo que les caracterizó entre 2004 y 2008, y evitar el rechazo entre los sunitas iraquíes (su potencial fuente de reclutamiento y apoyo). En este sentido agitan el fantasma del enfrentamiento sectario, y aseguran que el país está bajo el dominio safavida (la dinastía persa que dominó en la zona entre los siglos XVI y XVIII). No ha faltado quien ha acusado al repliegue de Estados Unidos de este resurgimiento.

Jabhat al-Nusrah: la franquicia en Siria es una de las más jóvenes (surgida a finales de 2011-mediados de 2012). Su presencia da muchos dolores de cabeza a los gobiernos occidentales. Son los luchadores más eficaces contra Al-Assad, así que tendría que coordinarse en caso de intervención, o tendrán su papel en el futuro del país una vez caiga el sátrapa. Obama los ha incluido en la lista de los terroristas, pese a que se ha formado esta extraña (o no) coincidencia de intereses.
Han destacado por sus atentados en Alepo y Damasco. Provienen de Iraq, por lo que han aportado su experiencia en la guerra asimétrica y terrorismo. Su dureza amenaza con hacer perder las simpatías de la opinión pública mundial hacia los rebeldes sirios, aunque también puede ser una muestra del fracaso de occidente para presionar a Al-Assad. Con todo, son un peligro porque pueden incitar a la violencia entre comunidades religiosas. Aún y así, otras fuerzas de la oposición han dado su respaldo al grupo cuando han sido catalogados de terroristas por Estados Unidos.

Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA): Se creo en 2009 con los grupos activos en Arabia Saudi y Yemen. Este último país ha sido su principal campo de batalla en medio de uno de los focos de la Primavera Árabe. El país es estratégico por cubrir las entradas al Mar Rojo y al Golfo Pérsico, por lo que este grupo es uno de los blancos favoritos de la guerra secreta de Obama con sus drones y fuerzas especiales.
Su principal acción contra occidentales fue el intento de volar un avión entre Amsterdam y Detroit en la Navidad de 2009. Aunque también han atacado al príncipe saudí responsable de la seguridad del reino, aunque fallaron. Pese a la designación del grupo, actúan principalmente en Yemen ante las dificultades que han encontrado contra las monarquías del Golfo.
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Segundo post en Realpoliitk sobre las franquicias de Al-Qaeda, esta vez centrado en los grupos que actúan en Oriente Medio