¿Cómo sería Homeland en la vida real?

Terminada ya la segunda temporada de Homeland (aún estoy alucinado con el final) me parece una buena excusa para hablar sobre las trazas de realidad que tiene la serie en cuanto al mundo de la inteligencia y el contraterrorismo. Como ya hice con Juego de Tronos, voy a intentar explicar que hay de cierto y de falso en las andanzas de agentes como Carrie Mathison y el sargento Nicholas Brody.

Esta semana, Foreign Policy y Foreign Affairs han dedicado artículos a analizar que hay de cierto y falso en lo que la serie nos muestra. Así de entrada, os digo que las operaciones antiterroristas en la vida real dentro de Estados Unidos no se parecen en nada a lo que nos enseña Homeland. Voy a intentar ser muy cuidadoso con los spoilers, pero advierto que a partir de ahora habrá alguno.

Así de entrada, todos alucinamos con la interpretación de Claire Danes de una desequilibrada pero brillante agente de la CIA. Vive atormentada por los fallos del pasado y con evitar un nuevo 11-S. Pero por muy brillante que sea su expediente, ninguna agencia de inteligencia estadounidense le permitiría estar en activo con su historial sanitaria, recordemos que termina la primera temporada con una terapia de electroshock. Es impensable que alguien volviera al servicio pasando por este tipo de tratamiento, por muy útil que fuera.

claire

Por su parte Brody (Damian Lewis)  no podría ir alegremente por ahí hablando por el móvil y enviando SMS a sus compinches de Al-Qaeda. Sus canales de comunicación estarían pinchadísimos y controlados al ser una persona vinculada con una trama terrorista. Se haría bajo la ley FISA que controla las comunicaciones para evitar el espionaje de otros países ya que Brody estaría en contacto con un enemigo externo (los terroristas de Abu Nazir).

Otra cuestión es el pinchazo que hacen al principio de la serie que llenan la casa de la familia Brody de cámaras y micrófonos. Es difícil conseguir una violar así la intimidad de un ciudadano estadounidense  sin sospecha previa o indicios de delito, aunque una vez existen la eficacia puede ser total como hemos visto en el escándalo Petraeus. Vamos, que la capacidad está, lo que teóricamente solo se utiliza para perseguir a los “malos” (aunque aquí cada uno puede creer lo que quiera).

Este punto nos lleva a la compleja situación de las competencias de seguridad entre agencias. En Homeland vemos que es la CIA la que lleva el mando en una operación antiterrorista en el interior del país. En la vida real,  la responsabilidad de desarticular grupos y tramas de este tipo dentro de las fronteras recae en el FBI. Aunque los federales han tenido sus momentos de gloria en otras series, aquí quedan como meras comparsas y secundarios que siguen lo que dice Langley.

Otro aspecto a considerar son los recursos de las operaciones. En la serie van un poco justos, parece que sólo tienen unas pocas decenas de agentes, y les cuesta encontrar equipos tácticos. En una situación de atentado inminente en suelo estadounidense habría centenares o miles de agentes siguiendo la pista de los terroristas. Vamos, que sería difícil imaginar que un comando terrorista puede arrebatar tan fácilmente el explosivo incautado, tal y como hemos visto en la segunda temporada.

Y hablando de Abu Nazir (David Negahban) y sus chicos. Estas dos publicaciones nos hablan de que están más cerca de supervillanos de comics que de la verdadera Al-Qaeda. Están superbién entrenados (me vuelvo a remitir al tiroteo para recuperar el C4 incautado por la CIA), o muy bien infiltrados, como la reportera de la segunda temporada, o incluso el papel destacado que tienen las mujeres en la organización de terroristas islamistas. No se ha visto nada así en la vida real. En el comando de Mohammed Atta el  11-S los mejor preparados eran los que habían recibido entrenamiento de pilotos, el resto de secuestradores de los vuelos eran carne de cañón. Su grado de éxito y de infiltración fue una consecuencia de los fallos estadounidenses.

Aún y estas desviaciones de la vida real, Homeland nos aporta algunos elementos muy realistas. En primer lugar, la reflexión sobre el uso de los drones, un debate candente y que tanto he tratado en el blog hermano de Realpolitik. Toda la trama terrorista se desencadena por un fatal ataque con aviones no tripulados y como altos representantes del gobierno de EEUU quieren esconder su responsabilidad. Los Predators y demás aparatos pueden estar dando grandes resultados a corto plazo liquidando a militantes de Al-Qaeda, pero ¿ a la larga no estará generando más terrorismo, con gente deseosa de vengarse?

Otro aspecto a tener en cuenta es el tratamiento que se hace de las dificultades de los soldados estadounidenses cuando vuelven a casa después de haber servido en Iraq o Afganistán. Cómo viven sus familias el retorno, qué problemas se plantean… aquí hay que agradecer el gran papel de secundarios como Jess, la esposa de Brody, o el marine Mike Faber.

Bueno, la realidad no se ajusta muy bien a Homeland. Pero que quedé clara una cosa, como entretenimiento televisivo es una joya y recomiendo a todo el mundo que la vea. Yo no puedo esperar a la tercera temporada.

2 comentarios en “¿Cómo sería Homeland en la vida real?

  1. Reblogged this on Realpolitik and commented:
    En Tras las Huellas de Heródoto he publicado este post sobre ¿ en qué se parece la lucha antiterrorista en EEUU con lo que vemos en la serie Homeland? Espero que os guste, y ojito que hay algún spoiler.

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