He dedicado una buena cantidad de posts al posible conflicto militar entre Israel e Irán. Me había fijado en aspectos más convencionales como los hipotéticos ataques aéreos israelíes o los asesinatos de científicos iraníes organizados por los servicios secretos.
Esta vez aplicaré al escenario en el Golfo Pérsico uno de los primeros temas del blog: la ciberguerra.
Si recordáis, hice una leve mención al caso de Stuxnet en otoño de 2010. Un virus que provocó el falló de 1.000 centrifugadoras de uranio en la central nuclear de Natanz, incluso se habló de que se podría haber generado una explosión. Todo apunta a que alguien (vamos, un agente) consiguió introducir a través de un USB, y todos apuntaron a que el Mossad fue el reponsable de la operación. También se apuntó a la autoría israelí en la creación del virus. Una de las consecuencias es que el programa maligno se extendió por todo el mundo.
Pero informaciones recientes en la prensa estadounidense apuntan aúna firme implicación de Estados Unidos en la ciberguerra contra Irán. De hecho, Washington la lidera, y es apoyan de la experiencia de alguna unidad de guerra electrónica israelí. Todo habría comenzado en 2006, con George W. Bush, cuando ordenó el inicio de la operación Olympic games (Operación Juegos Olímpicos). Se trataba de una manera de sabotear el programa persa de manera encubierta, un ataque directo contra Teherán o la presión a la comunidad internacional era desaconsejable por el clima que había tras el fiasco con las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Hussein. A su llegada a la Casa Blanca, Barack Obama se mostró como un entusiasta de esta estrategia.
Además de Stuxnet, se habría diseñado otro malware, Flame. En este caso un virus muy potente que permite controlar el ordenador infectado, incluidos dispositivos bluetooth cercanos. El objetivo sería conseguir información para retrasar al máximo el programa nuclear. El problema principal es cómo controlar estos softwares maliciosos, ya que Flame habría afectado a muchos ordenadores de Oriente Medio, según Kaspersky. Nuevamente, su creación habría sido fruto de la colaboración entre israelíes y estadounidenses.
Este temor al descontrol ha abierto un interesante debate. Se tratan de unos nuevos medios militares muy letales. Si se ha regularizado con ‘leyes de la guerra’ aspectos como el uso de armas biológicas o químicas, por qué no hacerlo con algo que puede ser tan letal como para provocar una explosión nuclear.
Por cierto, en Huffington Post tenéis mi post sobre los ciberguerreros en el ciberfrente iraní.