Retomo la más candente actualidad. Todos hemos estado pendientes esta semana pasada de Toulouse, con el asesinato de cuatro personas ante la escuela judía (tres de ellas niños) y el asedio de más de 30 horas en el piso del terrorista, que acabaron por acribillarlo en un asalto de grupos especiales. Mucha gente se ha apresurado a hablar de nuevo modus operandi de Al Qaeda, que nos acercábamos a una nueva era de terrorismo donde un solo hombre iba a cometer una matanza.
Como siempre me gusta puntualizar. Primero de todo, esta forma de actuar no es nueva. En segundo lugar, esta forma de actuar es una muestra de la debilidad de Al Qaeda, puede dar miedo que un terrorista comience a disparar indiscriminadamente en cualquier lugar, pero si lo analizamos fríamente, no es comparable al daño que se puede hacer en un macroatentado tipo 11-M.

Creo que hay un riesgo de llevarse por la interpretación más fácil. En especial si hablamos de Al Qaeda. parece que entre el periodismo más sensacionalista hay cierta de necesidad de hacer un gran titular con este grupo, y en especial tras la muerte de Osama Bin Laden.
Primero se especuló con las instrucciones dadas por Bin Laden en su testamento, luego con células durmientes en Occidente. Mientras que el terrorista ha sido el caldo de especulaciones de esta semana, pero la verdad, es que no es ninguna novedad. Al Qaeda ya ha utilizado a estos lobos solitarios antes en estas acciones:
– Asesinato del cineasta holandés Teo Van Gogh
– Intento de volar aviones en 2001 (se quería atentar un vuelo París Miami con una bomba en el zapato) y 2009 (en un vuelo hacia Detroit) con un único terrorista
– En Milán en 2009, un hombre intentó atentar contra un cuartel.
– Un somalí vinculado a Al Qaeda intentó asesinar a Kurt Westegaard, el caricaturista que dibujó a Mahoma.
– El año pasado un hombre mató a dos soldados estadounidenses en el aeropuerto de Frankfurt.
– Intento de atentado en Nueva York en el otoño de 2011. José Pimentel, un dominicano simpatizante de Al Qaeda, quería atentar contra soldados que habían vuelto de Irak y Afganistán, nos suena, ¿verdad?

El País ha publicado este interesante artículo de Fernando Reinares puntualizando lo que se ha dicho sobre Merah, mientras que el 25 de marzo se publicó este extenso análisis sobre la nueva Yihad individual. Por mi parte, considero que esta manera de actuar demuestra que Al Qaeda está muy agotada, y me explico.
En primer lugar, aunque jurídicamente sea cuestionable (se carga la presunción de inocencia), la nueva estrategia de Barack Obama ha dado sus frutos. Los comandos y los drones han matado a importantes miembros de la organización y han diezmado a sus filas. Una vez más me remito al excelente blog Obama World para ampliar más datos.
Esta debilidad nos lleva al segundo punto. La organización de ha visto incapaz de organizar grandes ataques en Occidente. Por lo tanto, puede que ahora apuesten por los lobos solitarios con mayor frecuencia, pero las acciones no les darán el mismo poder mediático. Un sólo terrorista puede hacer daño, pero si quiere hacer algo más grande también estará más expuesto a la detección por parte de las fuerzas de seguridad. Eso sí, puede crecer la incertidumbre ante la dificultad para detectar a un solo individuo.
Merah estaba vigilado por el FBI y la Guardia Civil, en cambio se escapó al control de los servicios de seguridad franceses. Analizar la eficacia o no de la lucha antiterrrorista puede tener una lógica perversa. Primero de todo, y como se ha mencionado antes, las policías deben respetar principios como la presunción de inocencia ¿O la sociedad realmente quiere renunciar a su libertad por seguridad? Bien, no me extenderé aquí y ahora en este debate. Por último, este juego del gato y del ratón está descompensado. Como han dicho varios responsable de la lucha antiterrorista, a los terroristas les basta con tener éxito una vez, los cuerpos de seguridad deben tener éxito siempre. Es normal que una sociedad exija responsabilidades a sus autoridades tras los sucesos como Toulouse, pero no hay que olvidar que el riesgo cero y más con una organización como Al Qaeda (por más debilitada que esté), nunca existe.
Mientras nos fijamos en exceso en estos lobos solitarios, se corre el riesgo de obviar los puntos donde Al Qaeda intenta reorganizarse. Por ejemplo, en el Cuerno de África y en el Sahel con Al Qaeda en el Magreb Islámico. O la filial en la Península Arábiga, donde hay riesgo importante de desestabilizar Yemen un país con una gran importancia estratégica en la entrada del Golfo de Adén y el Canal de Suez.