¿La comunidad internacional debe intervenir en Siria? ¿Hasta qué punto se puede justificar una operación militar con motivos humanitarios? ¿Se puede sortear al Consejo de Seguridad con el bloqueo de Rusia y China? Cuestiones complejas que trataré de ir contestando.
En primer lugar, y tal y como dije en el caso de Libia, veo bien una intervención para ayudar a los sirios contra la dictadura de Al-Assad. Simplemente hay que escuchar la petición de los opositores. No hace falta enviar tropas terrestres para conseguirlo. Se trataría de darles armas para hacer la pelea más justa y darles apoyo aéreo, y como mucho de fuerzas especiales. La eficacia de los comandos guiando ataques puede ser letal, como por ejemplo se ve en el libro Soldados a Caballo.

El ejemplo de la zona de exclusión aérea en Libia sería el correcto. Negar los cielos a la aviación del régimen y atacar a sus fuerzas mientras se mueven o por ejemplo las que machacan a poblaciones como Homs. Los propios rebeldes desean tener apoyo aéreo y armas de la Comunidad Internacional. Una petición que no ha existido en otros casos.
Bien, si llegamos al consenso sobre la intervención, viene la pregunta del millón: ¿Quién? Pese a las contundentes palabras de Hillary Clinton tras el veto de China y Rusia, Estados Unidos no parece muy interesado en capitanear una operación. Es año electoral en la Casa Blanca y hay mucho que perder, y la cuestión siria no preocupa mucho a la opinión pública. Como mucho quizá se optaría por un papel secundario como en Libia.
Esto nos lleva a pensar en Francia y Reino Unido que asumieron el protagonismo en los bombardeos contra Gadafi. Una intervención dirigida por europeos siempre tiene el riesgo de ser tachada de colonialista. Recordemos las reticencias de Italia en Libia, y señalar que Francia era la antigua potencia mandataria en Siria. También estamos en una carrera presidencial hacia el Elíseo, Sarkozy ha vendido a bombo y platillo su retirada de Afganistán, ¿cómo podría vender una operación contra Assad? Además, con la que tienen encima en el Viejo Continente con la crisis de la eurozona no parece muy probable que los europeos quieran llevar el peso de una operación militar (tanto en el plano político como el militar).

También se ha apuntado a Turquía como posible dirigente de esta intervención. Está claro que Ankara quiere ser el referente político de la primavera árabe, y seguramente tendría voluntad de hacerlo. El problema es si tiene suficiente capacidad. El ejército turco es uno de los más poderosos de la OTAN y asumió roles importantes en Libia (las fuerzas especiales entrenaron a las milicias de la oposición), pero necesitaría apoyo de sus aliados. Eso sí, tampoco sería un puro paladín. Sería tentador aprovechar la influencia sobre el nuevo gobierno de Damasco para solventar los viejos problemas fronterizos. Desde un punto de vista histórico tampoco hay que olvidar que antes de los franceses, estaban los turcos como fuerza invasora.
En cualquier caso, tenemos potencia que se atreve a capitanear la intervención, pero ahora falta un gran consenso internacional. Sin Rusia y China, el aval de Naciones Unidas es imposibl. Como bien apunta este artículo del CIDOB, la oposición de Moscú y Beijing tiene más que ver con una oposición a la influencia de Estados Unidos en Oriente Medio (y con la vista puesta a un conflicto con Irán), que por la defensa a ultranza de intereses en suelo sirio.
Desde un punto de vista, el bloqueo de la intervención en Siria pone de manifiesto (una vez más) la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Una estructura de Guerra Fría a la que le viene grande el mundo multipolar. En general, una acción militar por razones humanitarias es compleja de justificar. Os he expuesto que a las potencias que la asuman siempre tendrán la sombra de la sospecha de oscuros intereses (y muchas veces con razón). Además, desde el final de la Guerra Fría la comunidad internacional se ha prometido evitar estas situaciones, con más pena que gloria. En Somalia en 1993 se intentó con gran voluntad pero una planificación pésima que llevó a un descalabro militar. Los Balcanes y Ruanda hicieron a los líderes prometer que nunca se volvería a repetir, pero el cambio de siglo no trajo ninguna novedad. En Darfur no ha habido una clara voluntad de intervenir (nuevamente con Rusia y China protegiendo a la dictadura de Jartum).
La intervención en Siria es indispensable, hay que parar la matanza (que ya suma por los menos 5.000 sirios). Si debe ser militar o no -más allá de mi opinión- puede discutirse, aunque el problema que veo ahora mismo es la falta de una voluntad clara de liderazgo para llevarla a cabo, así como los problemas de un sistema internacional caduco que pide una renovación para ser propio del siglo XXI.
no hay nada interesante
Exactamente, a qué te refieres?