El creciente poder naval de China


Estreno nueva entidad, que en esto del 2.0 ya no se lleva esconderse detrás de un nick. Hacía tiempo que quería escribir este post pero entre una cosa y la otra al final no me he puesto en serio hasta ahora. De vez en cuando aparecen noticias sobre el aumento del poder naval de la República Popular de China. Hace unos días os hablaba sobre el aumento de las tensiones navales en Asia.

Pese a que estamos ante las fuerzas armadas más grandes del mundo, el Ejército de Liberación Popular está inmerso en una carrera de modernización para poder reducir las distancias con Estados Unidos.

Desde la Guerra del Golfo en 1991 y la de Kosovo en 1999, Pekín ha comprendido que los números ya no ganan batallas, y lo que importa es tener un ejército con una gran capacidad tecnológica.

Asimismo, en el aspecto naval si un país quiere ser considerado una potencia debe demostrar que es capaz de proyectar su fuerza sobre cualquier punto del mundo para poder defender sus intereses. Desde el siglo XVI, todos los grandes poderes de la Historia han conseguido este estatus gracias a disponer de una marina de guerra importante, desde el Imperio español hasta Estados Unidos en al actualidad, pasando por Gran Bretaña en el siglo XIX.

En este punto, China sabe que sus fuerzas armadas pueden disuadir de un ataque sobre su territorio. Pero otra cosa es si ella tiene que salir a defenderse lejos de su ámbito geográfico más cercano. En términos técnicos, el calificativo que se aplica a una marina capaz de operar en casi cualquier punto del planeta se conoce como blue water navy. En la actualidad se considera que Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Francia son los países que disponen de esta capacidad.

Para llegar a ingresar en este club, conviene disponer de naves modernas como portaaviones, naves de escolta (como avanzados destructores, fragatas o cruceros) o submarinos nucleares. En el pasado más reciente, la marina china era poco más que una fuerza de defensa costera, pero poco a poco está desarrollando sus capacidades y a un gran ritmo.

Hace poco los analistas de temas militares han mostrado cierto estupor cuando las autoridades chinas confirmaron que estaban construyendo su propio portaaviones. En realidad, se trata del rediseño de un antiguo modelos soviético: el Varyag. Aunque a la marina estadounidense le preocupa el desarrollo de misiles especialmente diseñados para hundir a los portaaeronaves de la Navy, verdadero orgullo militar de EE.UU.

El Pentágono siempre mira con recelo el creciente poder militar chino. El desarrollo de una potente marina que pudiera desafiar a EE.UU y sus aliados en un combate abierto llevará años, aunque es imperativo para el papel de Pekín como gran potencia. Pero el despliegue de estos misiles «carrier killers» pone los pelos de punta entre los estrategas norteamericanos que ven como sus operaciones navales en el Pacífico e incluso en el Golfo Pérsico podrían verse seriamente amenazadas en caso de guerra.

De igual manera la gran rival asiática de China ve también con muchos recelos esta expansión marítima, y convertirá sin duda el oceáno Índico en un campo de rivalidad geopolítica de máxima magnitud para las próximas décadas. Aquí recomiendo el libro de Robert D. Kaplan, Moonson.

Los chinos sabe de su papel de potencia emergente en el mar, y les gusta poner nerviosos a sus rivales. En octubre de 2006 se produjo un incidente naval, un submarino chino emergió en medio de un grupo de combate de la US Navy (un portaaviones, el Kitty Hawk, y su escolta). El Dragón quiere nadar y para algunos parece peligroso.

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