Leía hace un par de días en la revista Time que Gadafi podría incendiar los pozos petrolíferos del país para someterlo a un estado de caos y causar serios problemas de abastecimiento a sus clientes occidentales (en especial europeos). Sería un paso mas en la locura que hasta ahora está demostrando el líder libio.
También se comentó durante la revuelta en Egipto el riesgo que existía en desestabilizar el Canal de Suez, una de las principales vías de tránsito de petroleros y mercantes en general en el mundo.
Otra zona que también ha tenido bastante cobertura mediática ha sido el Golfo de Aden, por los ataques de los piratas somalíes. En ocasiones han asaltado petroleros, como uno de los últimos casos que ha sido un buque con bandera iraní.
Esta posibilidad me ha hecho recordar los riesgos de conflicto en zonas sensibles para el comercio del crudo y las reiteradas advertencias de los analistas al respecto. La primera que me viene a la cabeza es el Estrecho de Ormuz, donde Irán podría intentar cerrarlo en caso de guerra. Así bloquearía el 17% del crudo que circula por todo el mundo (el 33% si tenemos en cuenta el que se transporta vía marítima). En este sentido, la marina persa ha realizado numerosos ejercicios navales (a veces extremadamente provocadores) en la zona y Estados Unidos consideraría una prioridad mantener la navegación libre si estalla un conflicto en la zona.
La otra zona clave es el Estrecho de Malacca. Por ahí circulan los petroleros que abastecen a las economías asiáticas, es la ruta más concurrida por estos gigantes del mar. Pero también se han producido ataques de piratas (no todo es Somalia) y se ha considerado como un punto sensible a un ataque terrorista de Al Qaeda. Aquí, las marinas de Singapur, Indonesia y Malasia han patrullado con intensidad y han disminuido los riesgos. Al fin y al cabo no son estados fallidos como Somalia, pero tienen contenciosos por la posesión de islas y aguas territoriales; por lo que la estabilidad plena no está garantizada.
Pero el Estrecho de Malacca podría ser fundamental en caso de un conflicto en Asia y las grandes potencias tienen un especial interés. Estados Unidos está atento a lo que allí sucede porque es una ruta clave para que sus barcos de guerra naveguen entre el Océano Índico y el Pacífico. O para China y Japón proteger esa ruta es vital para asegurar la llegada de hidrocarburos para sus economías.
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