Esta semana aunque con un poco de retraso vengo con el modo de desmontar mitos. Esta vez le va a tocar a la presunta base nazi en la Antártida, una de las historias preferidas por los amantes de las conspiraciones, sirve como cóctel en el que se mezclan a gusto del consumidor una multitud de factores: superarmas, Hitler sobreviviendo a la batalla de Berlín y contacto con extraterrestres.
Si no estáis muy puestos en la mitología de los nazis en la Antártida, el resumen es el siguiente. Los nazis enviaron una expedición en 1938-1939 a una zona de aquel continente que denominaron Nueva Suabia (que se solapaba en parte con la Tierra de la Reina de Maud). Allí fueron capaces de construir una gran base con capacidad para albergar miles de personas e importantes cantidades de material y armamento, como por ejemplo avanzados platillos volantes (sí, hay toda una corriente que cree que hubo OVNIS del Tercer Reich), o que encontraron restos de una civilización alienígena.
En 1945, Alemania se rinde, pero hacia esa base escapan varios submarinos, algunos incluso aseguran que el propio Adolf Hitler logra huir de Berlín. Los británicos son los primeros que persiguen a los restos del Reich en el confín helado del mundo (Operación Tabarin). Luego serán los Estados Unidos quienes emprenden una gran ofensiva camuflada como unas maniobras para probar armamento en condiciones extremas (la Operación Highjump). Pero tienen que retirarse ante la superioridad del armamento nazi. Finalmente, se lanzaron tres bombas nucleares en 1958 para acabar con estas instalaciones.

Así es el resumen breve. Como os decía, si hacéis una búsqueda por Google, encontraréis webs que defienden estas teorías, incluso que aportan presuntos testimonios y pruebas de la época. Pero… también hay estudios rigurosos, que como debe ser intentan buscar el origen de todos esos datos hacia fuentes de la época, y ahí es donde la presencia de los nazis en el continente helado se funde.
Una buena lectura para conocer los verdaderos hechos es este estudio de Colin Summerhayes, geólogo del Instituto de Scott, y Peter Beeching, historiador y periodista especializado en asuntos internacionales, titulado Hitler’s Antarctic base: the myth and the reality y que fue publicado en Polar Record de la Universidad de Cambridge. Por cierto, el documento puede consultarse íntegramente porque fue filtrado por Wikileaks.
Como buena teoría conspiranoica, para que tenga calado debe estar basada en hechos reales, y luego ser condimentada con los elementos más increíbles o fantasiosos. Así que voy a repasar los puntos más destacados.
La expedición nazi y la construcción de una base
Es cierto que los nazis enviaron una expedición hacia la Antártida entre diciembre de 1938 y abril de 1939, a la citada Nueva Suabia. Pero no debemos imaginar una gran fuerza, sino que estaba compuesta por un solo barco, el Schwabenland. La expedición buscaba lugares para ampliar la industria ballenera (muy importante aquellos años), pero en la documentación alemana de la época no se menciona la intención de crear una gran base, por no hablar de los problemas logísticos que hubiese representado.

Además, según los diarios de la expedición, estuvieron muy poco tiempo en tierra o cerca de la costa para construir una base como la que presuntamente ahí se encontraba.
Sí, ya sé que muchos me diréis que la pudieron seguir construyendo durante la Segunda Guerra Mundial. Pero el estudio indica que no hay pruebas de documentación de la época que apunten a que los submarinos nazis llevaran materiales a la Antártida para completar la base. El principal argumento son unas declaraciones del almirante Karl Dönitz:
“La flota alemana de submarinos está orgullosa de haber construido para el Führer en otra parte del mundo, un Shangri-La, una fortaleza inexpugnable”.
Pero nuevamente no tenemos una referencia a un documento directo de la época, y todo son menciones de autores posteriores. Insisto, en Historia una fuente primaria es determinante.
La Operación Tabarin, ¿los SAS al rescate?
Nuevamente, los defensores de la presencia del Reich en la Antártida apuntan que los británicos al acabar la guerra establecieron diferentes bases buscando a los nazis, la Operación Tabarin. Éstos lanzaron una ofensiva contra una de ellas que estuvo cercada desde julio de 1945 hasta Navidades cuando llegaron los SAS (las fechas pueden variar según quien teorice).

Vamos con datos concretos, la Operación Tabarin comenzó en 1943 y no tenía por objetivo buscar la gran base nazi. El objetivo que buscaba Gran Bretaña era reafirmar sus ambiciones territoriales en diversos puntos de la Antártida. Principalmente quería asegurar zonas que respaldaran su soberanía en las Islas Malvinas. Sí que querían evitar que los nazis o incluso los japoneses pudiesen utilizar alguna de las pequeñas islas, como Decepción, como puntos de reaprovisionamiento, pero nada de grandes bases con superarmas.
Además, es un poco difícil que los SAS acudieran al rescate de alguien en la Navidad de 1945, ya que el regimiento fue temporalmente disuelto en octubre de ese año.
Submarinos nazis en Argentina y la Operación Highjump
Es cierto que en el verano de 1945 dos submarinos alemanes se rindieron a los argentinos en Mar del Plata, el U-530 y el U-977. Nuevamente, los amantes de la Historia heterodoxa defienden que estos sumergibles pudieron conducir previamente a Hitler y otros jerarcas a la Antártida. Pero tal y como apunta este estudio, los datos de navegación y el tiempo transcurrido hace del todo imposible que tuvieran tiempo de llegar a la Antártida y luego dirigirse a la zona donde se rindieron. Por supuesto, los intensos interrogatorios a las tripulaciones no desvelaron nada sobre la presencia del Führer a bordo.

El punto culminante de los creyentes de la presencia nazi en el Polo Sur es la Operación Highjump en 1947. La supuesta ofensiva de Estados Unidos contra la gran base del Tercer Reich, y que tuvieron que retirarse con numerosas bajas tras ser arrollados por las superarmas.
Bien, primero de todo, la Operación Highjump fue para probar armamento en condiciones polares. En esa época, un enfrentamiento con la URSS parecía muy probable, y el Pentágono creía que un frente importante sería el Ártico, pero optaron por probar armamento a gran escala en la Antártida para evitar un incidente en el Polo Norte donde el territorio soviético estaba muy cerca. Además, las supuestas grandes bajas se limitaron a un avión PBM Mariner estrellado donde murieron tres tripulantes. Por no mencionar, que las maniobras se desarrollaron a muchos kilómetros de distancia de Nueva Suabia.

Al igual que con Doenitz, los defensores de la presencia antártica nazi esgrimen unas palabras del almirante Richard E. Byrd en un artículo publicado por el diario chileno El Mercurio el 5 de marzo de 1947 tras el final de Highjump:
“En caso de una nueva guerra, la parte continental de los Estados Unidos serían atacados por objetos voladores que podrían volar de polo a polo a velocidades increíbles”.
Pero el citado informe publicado por Cambridge pone en duda estas palabras y recomiendan buscar la población original. Yo me he tomado la molestia de hacerlo, y os adjunto el recorte que he encontrado. Como podréis ver al principio del segundo párrafo dice lo siguiente:
“De ocurrir una nueva guerra, los Estados Unidos serán atacados por aviones que volarán sobre uno o ambos polos”.
Esto es muy diferente, ya que se refiere a posibles ataques de aeronaves soviéticas, algo que los Estados Unidos se tomaron muy en serio durante la Guerra Fría.
Finalmente, las supuestas bombas nucleares que los estadounidenses lanzaron para borrar de la faz de la Tierra la base nazi tampoco se produjeron nunca. El informe cita datos de investigaciones independientes que demuestran que no hubo radiación. Además, a finales de los 50 (las explosiones habrían sido en 1958), se instalaron expediciones científicas en la Tierra de la Reina de Maud, si se hubiesen producido detonaciones atómicas, hubiese sido imposible vivir allí.
Muy bien artículo. Pero la conclusión de una amenaza soviética no era la que se refería el Almirante Byrd, pues la Unión Soviética no iniciaría la conquista antártica una década después. En la Antártida solo los británicos y alemanes había operando hasta 1945 en las aguas antárticas. Esa advertencia o temor de Byrd se hizo realidad cinco años después en 1952 en una oleadas de aeronaves desconocidas que sobrevolaron el mes de julio en Washington que han pasado más a los libros de ufología que los de historia, lamentablemente.
Gracias por tu comentario. Como bien dices, algunos casos de la Guerra Fría han quedado sepultados por las teorías ufológicas, cuando puede que tengan otra explicación. A ver si alguna de estas desclasificaciones de las que tanto se habla ahora permiten arrojar algo de luz.