Foreign Policy ha publicado recientemente un cambio, The Final Countdown, sobre el cambio de política de Estados Unidos con Irán, un endurecimiento de la Casa Blanca ante la prolongación de las negociaciones sobre el programa nuclear.
Bien, según el texto, EEUU se habría cansado de las maniobras dilatorias del régimen de los ayatolas y estaría dispuesto a presionar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en marzo sobre la poca voluntad de los iraníes para cumplir con la AIEA. El paso coincidiría con un nuevo informe de este organismo que, si no hay cambio de actitud, pondría de manifiesto el fracaso de las negociaciones con el país persa.
De este modo, se podría legar a autorizar una intervención militar a partir de marzo (aunque quedaría por ver el papel de China y Rusia, y qué contundencia tendría el informe de la AIEA). En esta línea se ha pronunciado el embajador estadounidense en el organismo regulador de la energía eléctrica, Robert A. Wood.

Supongo que a más de uno ya le habrá venido a la mente el recuerdo de lo sucedido con Iraq a finales de 2002 y que terminaron con la invasión de 2003. Es cierto, que aquí el lenguaje es mucho menos belicoso que en la época de la Administración Bush; pero cuesta imaginar cómo se puede aumentar las presión de manera efectiva. Además, los estadounidenses presumen que pueden descubrir cuando los iraníes estarían en posición de dar el paso para comenzar a producir una bomba nuclear. De momento, han dicho que no han dado el paso.
La Administración Obama ha sido cauta con la cuestión iraní, optando por la presión diplomática y una contención militar coordinada con los aliados del Golfo. En este sentido y tal y como apunta Foreign Policy, Hillary Clinton ha afirmado que los próximos meses serán decisivos para conocer el futuro del programa nuclear iraní, en especial antes de que se celebren las elecciones en Irán (junio de 2013). Pero de momento, no se habla claro de un ataque.
¿Realmente podríamos acabar con un escenario como el de 2003? Cuesta creerlo. Aquí hemos hablado del estilo de guerra secreta de Obama, pero no parece que vaya a acercarse a los postulados de Bush con los que ha marcado distancias. Un endurecimiento de la retórica podría servir para intentar calmar a su aliado Israel, que parece más proclive a la intervención militar (aunque es dífícil que pueda llevarla a cabo en solitario, como he comentado aquí diversas veces).

Entre Washington y Tel-Aviv hay una diferencia en la manera de referirse al programa nuclear iraní. Benjamin Netanyahu ha dicho que hay que impedir que irán tenga la capacidad para construir una bomba atómica (esto implica que hay que cortar de raíz el proceso de enriquecimiento de uranio). Mientras que la Casa Blanca habla de evitar que fabrique la bomba, sin cuestionar el derecho a disponer de la tecnología para un uso civil.
Tampoco podemos descartar que una amenaza de intervención militar sea un farol para suavizar la postura iraní en la mesa de negociaciones y ante la AIEA; y así ofrecer un signo inequívoco de que no seguirá avanzando para conseguir armamento. Tal y como apunta Foreign Policy, el problema de dejar claro que marzo es una fecha límite es que EEUU se juega su credibilidad como gran potencia, si Teherán ignora el ultimatum. Entonces, habría que recurrir a la fuerza.
Un apunte. La capital del Estado de Israel es Jerusalén. Allí están los ministerios, el parlamento (cuyas sesiones puedes presenciar inclusoo como turista) y el tribunal supremo.
Hay países que no reconocen a Jerusalén como capital y han establecido sus embajadas en Tel Aviv. Pero allí no está la sede del gobierno. Así que decir “Tel Aviv decide” o “Tel Aviv ordena” es erróneo si lo que quiere decirse es “el gobierno de Israel”.
Gracias, interesante comentario, Es principalmente una cuestión del libro de estilo de cada publicación (http://elpais.com/elpais/2012/07/21/opinion/1342889279_663785.html). En mi caso, mientras no se aclare el estatus de Jerusalén, prefiero no utilizarlo como capital. Tampoco tengo una intencionalidad de decantarme por uno u otro bando, y más que nada lo digo por no repetir constantemente Israel, o el país que sea en el caso de otras capitales. En definitiva, una muestra más de lo complicado que es tratar esa zona del planeta.