Esta semana, aviones no tripulados de Estados Unidos han matado al número 2 de Al Qaeda en Pakistán. Una acción más en una estrategia que va en auge, y que Estados Unidos defiende como legítima dentro de su Guerra contra el Terrorismo.
Por este motivo, los ataques de los drones son uno de esos temas recurrentes en nuestros medios informativos. Aunque su uso es muy anterior, sin duda son un elemento que han marcado el desarrollo de la guerra hipertecnológica en esta primera década del siglo XXI.

Como bien explicaba El País recientemente, Barack Obama está implicado personalmente en la dirección de estos ataques, y New York Times explicó como se gestionaba la «Kill List» de miembros de Al Qaeda en el despacho Oval. Como ya he comentado en otra ocasión, George Bush inició los ataques con los drones, pero el actual Presidente ha sido un firme defensor del uso de aparatos no tripulados para combatir a Al Qaeda.
Bien, el tema de los drones me apasiona y desde hace un tiempo intento leer todo lo que cae en mis manos. Por este motivo, esta semana os voy a dejar unas cuantas reflexiones que he extraído de mis lecturas.
Son una buena baza electoral interna. La estrategia de asesinatos con drones vende en un año electoral. Obama ha sido acusado muchas veces de ser un blando -por ejemplo, al anunciar su retirada de Irak y Afganistán- pero sus ataques demuestran que es implacable con el enemigo allí donde se esconda. Además, los bombardeos de los UAV tienen un coste político muy bajo, ya que no hay bajas entre los soldados estadounidenses.
Avanzamos hacia la robotización de la guerra. Los drones aéreos acaparan las portadas, pero no hay que olvidar que el Ejército de Estados Unidos utiliza otros robots como los TALON, parecidos a los robots que utilizan los artificieros pero que pueden ir equipados con armas. El Pentágono ha planteado que podrían estar utilizando la última generación de cazas tripulados.

Posible descrédito internacional, aunque como acabo de decir, el rédito político interno del uso de drones es elevado, no sucede lo mismo en el exterior. Primero, los ataques distan mucho de ser completamente quirúrgicos y hay muchas bajas civiles. De igual manera, pasan por encima de la legitimidad de gobiernos democráticos como Pakistán, cuyo parlamento pidió el cese de los ataques, pero Estados Unidos ha continuado con ellos. En otros lugares, como Yemen, los ataques de estos aparatos ha provocado que aumenten las simpatías por Al Qaeda. En total, según datos publicados en Rolling Stone, los drones desde su primer ataque letal habrían matado a 3.000 terroristas, y unos 800 civiles.
Pese a que he dado bastante tralla a Estados Unidos por ser el gran usuario de estos aparatos, el Pentágono tiene 19.000 y luego están las fuerzas paramilitares de la CIA, hay un verdadero mercado mundial. Un total de 50 países hacen uso de drones para diferentes tareas, Israel encabeza el desarrollo de algunos prototipos más avanzados -al fin y al cabo han sido los pioneros en su uso en los últimos años-. Incluso España dispone de estos UAV como sería el caso del SIVA.
Un comentario en “Cuatro reflexiones sobre el uso de los drones por parte de Estados Unidos”