El oficio más viejo del mundo

Los mercenarios de Gadafi están siendo una de las «estrellas» de la revuelta en Libia, ya que la prensa se ha fijado en ellos y así le facilita el explicar el asunto: unos tipos malos venidos de fuera defienden por dinero a un sanguinario dictador frente a su heroico pueblo. No se falta a la verdad, el problema es que los medios no han encontrado nada nuevo. Situaciones como la de Libia se han vivido por doquier a lo largo de la Historia.

El oficio de mercenario es uno de los más viejos del mundo, incluso dudo que no supere en antigüedad al otro. Los soldados de fortuna han sido como esos frikis asociales que nadie quiere como amigos pero que tienen un conocimiento que en algún momento todo el mundo tiene que recurrir a ellos (léase informática). Quiero decir que desde el Antiguo Egipto hasta EEUU, imperios, democracias, reyes o tiranos han recurrido a ellos.

El caso de utilizarlos como guardia personal o fuerza represora ya se dio en Egipto. Los faraones emplearon a los nubios (pueblo del actual Sudán) como policías, los reyes de Mesopotamia se rodeaban de guerreros de tribus que vivían más allá de sus fronteras y los pretorianos que protegían a los césares provenían en buena parte de Germania. Podría seguir con Napoleón y sus mamelucos o con la Guardia Suiza de los Papas.

Esto se explica porque los sátrapas han tenido cierta tendencia a rodearse de extranjeros a los que era más fácil comprar con dinero. El uso de compatriotas puede ser peligroso ya que en caso de revuelta popular pueden ponerse del lado de sus conciudadanos (como se ha visto recientemente). No sólo los encontramos con tiranos sanguinarios, ya he mentado quien protege el Vaticano, y el sultán de Brunei mantiene un cuerpo de guardias formado por gurkhas veteranos del ejército británico.

De igual manera, la profesión de mercenario ha sobrevivido bien a lo largo del tiempo. Se han sabido adaptar a las necesidades de cada época y han aportado lo que necesitaban los estados en cada momento. Han sido carne de cañón, especialistas en determinados artes de la guerra (como los piqueros suizos en la Edad Media), han dado golpes de estado para poner a tiranos amigos o han peleado en guerras donde era incómodo o poco conveniente enviar a los súbditos.

Más allá de la sanguinaria represión de Gadafi y de los empleos de toda la vida, en el siglo XXI los mercenarios han encontrado su filón en el outsourcing de la guerra. Sí también ha llegado aquí. La ONU los prohíbe pero se han sabido maquillar en la forma de “Compañías militares privadas”. Ahora realizan tareas que los ejércitos nacionales no pueden hacer, en especial los occidentales por falta de reclutas o reducción de efectivos tras la Guerra Fría. Los soldados de fortuna se encargan de tareas como la logística o la protección de personalidades e instalaciones. Incluso se han constituido en una especie de patronal, IPOA, para defender su papel dando apoyo a misiones de paz.

Todo el mundo recuerda a los célebres miembros de Blackwater y sus tropelías por Irak, ahora se han cambiado el nombre: US Training Center, dentro del conglomerado empresarial de Xe. Una estructura compleja pero que aquí se explica bien.

Por cierto y ya que he mentado a los chicos de Blackwater, acabando este post veo que The Telegraph esta noticia. Los mercenarios africanos de Gadafi no podrán ser perseguido por el Tribunal Penal Internacional porque EEUU ha incluido una cláusula para evitar que ciudadanos de países que no hayan ratificado a esta corte puedan ser juzgados… así no se establece un precedente que podría influir en otros procesos.

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